Nuria Diosdado fue descalificada en los Juegos de Mayagüez 2010. Foto EFE

VERACRUZ, México.- Fuera de la alberca, donde encandila a todos con su gracia, la mexicana Nuria Diosdado adora su lado femenino, el que le permite soñar con participar un día en una competencia de nado sincronizado en zapatos con tacones.

"Si pudiera me lanzaría a la piscina en tacones y traería otros pares para que mis amigas del equipo hagan lo mismo; también me encanta comprar bolsas", aseguró a Efe la joven, candidata a ser la reina de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz.

Es una mujer delgada de cara perfecta que a la primera da la impresión de ser tímida, pero si la dejan hablar se convierte en el centro, como suele hacer cuando ejecuta sus filigranas en el agua.

En Veracruz es candidata a ganar seis medallas de oro, en las pruebas técnicas de solo, dueto y equipo, las libres de solo y dueto y la de equipo combinado, y si lo logra, será sobre todo por ser una mujer obsesionada con el verbo trabajar.

"Me entreno ocho horas diarias y a veces diez; soy perfeccionista y me desespero si algo no me sale bien. Me tomo en serio los entrenamientos, aunque también me sé relajar mientras trabajo porque al final esta es mi gran diversión", dijo.

Con su apariencia frágil inspira el deseo de abrazarla fuerte, pero en realidad se trata de una de las deportistas más fuertes de México, perteneciente a ese tipo de personas negadas a asumir el papel de víctima aún si estuvieran debajo de las ruedas de un tren.

"Las dificultades grandes vienen para las personas grandes, lo supe hace cuatro años cuando pasó aquello", destacó al referirse a los Juegos de Mayagüez 2010 cuando le quitaron seis medallas de oro.

Nuria tenía tos, compró el expectorante llamado mucosolvan y en vez de ingerir la presentación simple con ambroxol, compró la compuesta, enriquecida con clembuterol, y dio positivo de dopaje.

Unos pocos la calificaron de tramposa, otros se alejaron de ella, pero los buenos amigos se unieron para animarla y entonces empezó a entender que el malentendido había llegado a su vida para provocar una cadena de milagros, sucedidos en un efecto de dominó.

Estuvo un año suspendida, pero le permitieron viajar a las competencias y en vez de participar, lo cual le prohibieron, se dedicó a resolver fallas técnicas y se convirtió en un modelo de las campañas antidopaje.

"El primer día tuve mucho miedo, ahora agradezco aquello como una bendición porque aprendí a conocerme a mí misma; después de Mayagüez hicieron campañas para informar a los atletas sobre temas de dopaje y gracias a eso se han evitado muchos problemas", resaltó.

Parte de su crecimiento fue como atleta y hoy, en el mejor momento de forma de su vida, compite en Veracruz como la 'prima ballerina assoluta" de un bello ballet montado en el agua.

"Hemos trabajado durísimo y ahora estamos en condiciones de ganar todas las de oro y nadie nos la podrá quitar", señaló con la satisfacción de ser mejor que la única rival que necesita superar, ella misma maquillada y con el pelo con gomina.

En el agua mueve su fina figura con una gracia que debe haber sido clave para hechizar al ingeniero tapatío Marcelino González, su novio, con el cual vive una relación de ida y vuelta con viajes semanales del hombre a la Ciudad de México, donde ella se entrena, o de Nuria a Guadalajara, donde vive el galán.

"Las cosas malas a veces no lo son tanto, ahora mi vida es más bonita", dijo con la sabiduría de quien siente haber nacido por segunda vez, ahora con un toque de distracción, el que le permite soñar con rutinas en el agua en zapatos con tacones.
 

Tags: 

¡Obtén lo mejor de telemundo deportes!