Dom.Abr.02 10:30 AM EDT

MADRID, España.- Supongamos que asistimos a una carrera de coches imaginaria, y que en la misma compiten distintos tipos de máquinas; autos de diferente diseño, cilindrada, aerodinámica, y complexión general. Todos ellos preparados para alcanzar un objetivo que no es otro que la victoria. De qué importaría detallar entonces que uno es un Fórmula 1, el otro un Turismo de Carretera, un tercero es un Karting, y si se quiere, muchos otros de diferentes categorías menores. El resultado de la hipotética prueba, no podría ser otro que el triunfo del Fórmula 1, independiente de quien sea el encargado de conducir el prototipo en cuestión.
Traslademos esto a Marruecos, y hagamos nuestra comparación en equipos de fútbol y que la justa sea el Campeonato Mundial de Clubes. En este torneo nos tocará, como en esta edición que acaba de concluir, mencionar a las distintas instituciones que quedaron clasificadas para representar a sus respectivos continentes, y en la misma, saber incluso de antemano, como en el ejemplo de la competición de coches, quién sería el ganador sin temor a la equivocación.
Desde antes del inicio mismo del torneo, con los candidatos que tendrían que discutir el título de Campeón Mundial, en nadie se asomaba siquiera una mínima duda de quién sería el que se quedara finalmente con la Copa. En la competición automovilística, el Fórmula 1 sería el primero en arribar a la meta, y sólo quedaría enterarnos de quienes serían los que llegarían en las demás posiciones.
Hablar de fútbol, de un torneo de esta magnitud en la que participa este Real Madrid de hoy en día con otros equipos de absoluta lejanía futbolística, es ser repetitivo en lo deportivo, en lo que puramente se debe explicar con el balón en juego.
Por ello, el hincapié no se hace en las humildes entidades que le sirvieron de partenaire al conjunto de Carlo Ancelotti, sino a la organización, o mejor dicho, a quienes organizan esta competición que no tiene más objetivo que el de sus propias conveniencias.