
Martín Onti: La espada de Damocles
La historia cuenta que Damocles era un miembro de la corte del rey Dionisio, un sanguinario tirano de Siracusa del siglo IV a.C. Damocles era un constante adulador que se pasaba sus días envidiando los lujos y comodidades del monarca. Un día estos comentarios llegaron a los oídos del soberano y este planeó una estrategia como escarmiento. Así, el rey ofreció intercambiar los roles por una noche para que Damocles pudiera experimentar personalmente los placeres que tanto envidiaba organizando un gran banquete para que ocupara su lugar por una noche y gozara de todos los lujos y privilegios.
Todo estaba bien hasta que, sentado en el trono, Damocles miró hacia arriba y advirtió una afilada espada que pendía sobre su cabeza, atada por un único pelo de crin de caballo. De repente, se le quitó no sólo el apetito, sino que los nervios lo obligaron a rechazar el sueño de ser rey con sólo ver la espada amenazante. Le pidió a Dionisio abandonar su puesto, alegando que ya no quería seguir siendo tan afortunado.
A raíz de esta historia, en ocasiones se menciona ‘La espada de Damocles’ cuando alguien se quiere referir a una amenaza constante que puede llevar inesperada y repentinamente a un trágico desenlace, transformándose en una excelente metáfora de los inminentes peligros y el precio que se paga por un gran poder que se ansía sin conocer el verdadero alcance de los riesgos.
Algo muy similar se nos ocurre imaginar cuando evaluamos la actual situación de Zinedine Zidane en el Real Madrid. Ahora que el laureado técnico francés ha vuelto para ocupar un trono repleto de conquistas, aunque en cierta decadencia hoy, lo aconsejable sería hacer memoria y darse cuenta que sentarse en la poltrona de mando de este club, conlleva sus fatalidades si la inteligencia, la humildad y la fortuna no son las agraciadas acompañantes del viaje.
Es ciertamente metafórico el planteo, pero, el mismo nos conduce a una realidad que es parte del presente del club blanco. Una tan imaginaria como real espada pende sobre la cabeza de Zidane si los resultados no acompañan a la recuperación futbolística, estadística y económica del Real Madrid no bien comience la temporada que viene. No hay tiempo que perder, y los buenos resultados deben llegar con urgencia inminente, inclusive en las decisiones precedentes. A eso lo sabemos todos.
Muchas fórmulas con nombres propios se nos ocurren como una manera de encontrar el camino adecuado lo antes posible. Kyllian Mbappé es el primero de ellos diga lo que se diga en los pasillos de Valdebebas. Luego podría discutirse si Eden Hazard, Paul Pogba, Luka Jovic, Christian Eriksen, Sadio Mané, Neymar o quien se les ocurra, puede ser una espada tan afilada como la que representa la imagen del delantero del PSG pendiendo sobre la continuidad exitosa, o no, de Zizou en el Real Madrid.
Martín Onti