MADRID, España.- De considerarse inteligentes los directivos del Real Madrid, me atrevo a pensar que deberían dejar las cosas como están con el tema Cristiano Ronaldo y su quinta tarjeta amarilla que le imposibilita de jugar ante el Eibar este sábado venidero. Lo más atinado es olvidarse de la apelación a la sanción que impone la ocasión y pasar página sobre el tema.

 

Para evitar la ausencia del Pichichi actual de la Liga, los letrados del club han presentado un recurso en el Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol, RFEF, solicitando que la tarjeta del portugués sea anulada, puesto a que a entender del club, el luso fue derribado por el defensor del Rayo Vallecano, Antonio Amaya. 

 

Como el árbitro del encuentro, Mario Melero López, no lo consideró así y terminó pitando la simulación que entendió había provocado Cristiano Ronaldo, tal y como lo reflejó en el acta post-partido, lo seguro es que al goleador del Campeón de Europa y del Mundo, le caiga la fecha en cuestión que le privará de jugar ante el recientemente ascendido conjunto guipuzcoano.

 

El riesgo de tensar la cuerda floja que siempre la RFEF mantiene sobre algunas entidades beneficiadas -que a nadie extrañe esto ocurre de vez en cuando- es ir en la acción mucho más allá de donde la ocasión lo amerita. Si uno ha visto y repasado el cotejo en Vallecas, se podrá dar cuenta que CR7 puede, o no, haber tenido la intención de engaño en la referida jugada, confusa ésta aún viéndola repetida en cámara lenta un buen par de veces, pero, lo que sí ha quedado claro, también gracias a la cobertura de las imágenes televisivas, es que el atacante luso infama al colegiado andaluz con señas elocuentes ante quienes entendemos los códigos de este juego.

 

Por lo tanto, si se pretende ‘tocar las narices’ al Comité de Competición de la honorable federación española de fútbol, lo más seguro es que quien termine perdiendo más en dicha afrenta sea el equipo de Carlo Ancelotti, puesto que esas ‘exposiciones acusatorias’ no sientan bien a la gente que tiene la sartén por el mango y ajusticia según su particular punto de vista… Repito, confuso al fin y al cabo para quienes disponen de las herramientas que la televisión y el poder les otorgan.