Las criticas al arribo de jugadores extranjeros hoy da su fruto en el Tri
LOS ANGELES, California.- Desde hace muchos años la política futbolística importadora y exportadora de México ha venido cosechando detractores que hoy podrían haberse evitado tener que cerrar sus bocas. Los menos, por suerte, que en su momento estaban en contra de la importación sudamericana, sobre todo, y la exportación de jugadores al extranjero, más concretamente a Europa, han debido saber guardar silencio tras el partido inicial de esta Copa América ante Uruguay y aceptar que aquella iniciativa estaba en el camino correcto.
Primeramente, mucho más atrás en el tiempo, el fútbol mexicano había comenzado con la importación de elementos extranjeros que debieron luchar contra un ‘malinchismo’ que no les favorecía para una cómoda y buena adaptación al balompié azteca.
Muchos futbolistas y técnicos foráneos tuvieron que sobreponerse al rechazo del sistema local y hacer prevalecer sus derechos laborales para poder ejercer su profesión en un ambiente que fue, en cierto grado, inhóspito para el desarrollo de sus actividades.
Sin embargo, el tiempo terminó dándole la razón a la iniciativa de aquellos adelantados de la época que pudieron ver el lado positivo en la recepción de profesionales extranjeros para mejorar el nivel local y luego, con el tiempo, exportar material para obtener ganancias en el retorno de los servicios negociados a plazas de mayor validez futbolística.
Esto quedó en parte demostrado ante la Selección de Uruguay. El conjunto Tricolor del entrenador colombiano Juan Carlos Osorio, alineó de movida a 9 de 11 titulares que se desempeñan en el consolidado fútbol europeo. A excepción de Alfredo Talavera en la portería y Néstor Araujo en defensa, todos los demás jugadores aztecas que iniciaron el juego ante los ‘Charrúas’, poseen una consolidada experiencia y comprobado éxito en muy buenos equipos del viejo continente.
Si debiéramos comparar la proyección operativa que puso en práctica México hace unas tres décadas atrás, podríamos entender y justificar aquellas intenciones que a futuro no hicieron más que beneficiar al deporte azteca.
Técnicos foráneos consolidados como César Luis Menotti, Ricardo La Volpe, Marcelo Bielsa, Bora Milutinovich, Leo Beenhakker, o Sven-Goran Eriksson, más otros tantos futbolistas de incuestionable nivel, han sido de alguna forma la piedra basal de este momento especial que, pretendemos y deseamos creer, comienza a vivir definitivamente el fútbol de México.